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Tipos de cliente



No me he caído todavía. Como el triste olor a tierra, como la lluvia que se asoma en las rincones menos deseados. Así, no me he caído todavía; porque he flotado, a vista perdida, a canto rayado; he abierto los labios rojos para tragarme las rosas del mundo.


Este primer tipo de cliente es obeso. Todo el día sentado dando "clic", comparando precios en diferente sitios web. No le preocupa tanto su dinero, tampoco el producto que está comprando, su placer está en al acto, en la comparación, en colocar un método de pago específico, en rastrear su pedido a través de la página del transportista; seguir virtualmente su pedido, imaginar que sus productos viajan de mano en mano, que él, de alguna manera, tiene poder sobre ese movimiento que lo trasciende. Si el producto se pierde, pido un reemplazo (la prolongación de aquel placer); si el producto se pierde, pide un reembolso (la posibilidad de volver a punto cero). Si el producto se demora, se queja, reclama al transportista, al vendedor; no importa lo que le ofrezcas, no quiere nada, no quiere que le devuelvas los gastos de envío, no quiere que le des un reembolso si el producto no llega; es más, no quiere que el producto llegue, porque ya llega tarde. Este tipo de cliente quiere sentirse poderoso.


Solución: la única forma de satisfacer a este cliente es con la sumisión. Debes darle al cliente algo sobre lo cual tener poder; hazle sentir que tiene poder sobre ti.


Me he caído sobre tierra, sobre olores extraños y mal intencionados, pero lluevo fuego y mi alma es eterna. Acumulo rosas, acumulo miedos y deseos. Amo la flor sin cause, la escritura que quema, la quemadura que habla. Amo tus dedos fines y los que tiene llagas. Ahí he caído, tranquilo, en busca de una fe. Ese olor extraño que tus ojos expelen. 


El segundo tipo de cliente a puesto sobre un objeto toda esperanza de felicidad. Este cliente es sumamente peligros es altamente recomendable huir de él. Todo lo que hace es para obtener el producto, su placer no está en nada más, todo lo previo a obtener el producto le parece tedioso, cansado; cada paso le parece una señal de imposibilidad, un estorbo doloroso que lo aparte de su felicidad. Si el cliente recibe el producto será la persona más feliz del mundo, pero si no lo obtiene será prácticamente imposible compensar su pérdida. Este cliente puede tolerar que el producto le sea entregado tarde, puede tolerar incluso tener que pagar más para que el producto le llegue más rápido; lo que no puede tolerar es no tener el producto. Si el transportista pierde el producto y no tenemos más en stock esto podría desatar la furia del cliente, una furia proporcional a lo que significa haber perdido la posibilidad de alcanzar su objeto de deseo, su camino a la felicidad (aunque sea por un instante). Ni la devolución de su dinero, ni ningún otro producto podrán reemplazar el original. Muchas veces este cliente ha comprado el producto para un regalo, pero es posible también que se trata de un coleccionista o, el peor de los casos, que se trata de un fanático que ha pagado por el producto incluso antes de la venta oficial del producto al público. 


Solución: la empatía suele funcionar, es decir, lograrla hacerle sentir al cliente que hemos pasado o pasamos actualmente por una situación igual o parecida (mejor si es igual). Esto lleva a personalizar demasiado la conversación, pero este es un riesgo que se debe correr. 


Cubierto de lodo me arrastro con la selva por los ríos y atisbo un muro de mar, un mar muerto. He acumulado las piedras dentro de mi boca, el mar reclama sus caricias, la noche clama por sus estrellas. Mi deseo está completo, lo tengo todo: un letrero rojo, una puerta entre abierta, la posibilidad y la exigencia de una felicidad de bolsillo. Cubierto de agua me arrastro con la selva por el lodo. 


Tercer y último tipo de cliente. En apariencia es el más fácil de satisfacer. Este solo disfruta con su capacidad de compra, no le interesa tanto el producto, ni el poder que puede tener sobre él. En apariencia es fácil de satisfacer, le interesa su dinero, le interesa ser compensado con dinero si él cree que se le ha perjudicado. Lo bueno es que podemos darle dinero, siempre podemos encontrar una forma de encontrar el dinero, sin embargo, este cliente suele pedir siempre más. Es el tipo de cliente inteligente que sabe lo que puede exigir, que sabe que si la caja de su producto está arrugada puede exigir descuentos. Es, como dije, un cliente inteligente y espera ser tratado como tal. Nos dirá una y otra vez que ha comprado en otras tiendas, que siempre lo han tratado bien, que ha hecho muchas compras con nosotros. No obstante, lo más probable es que también haya hecho muchos reclamos antes y se la haya dado ya mucho dinero. Hay que tener cuidado con este tipo de cliente, el dinero que le ofrezcamos podría no ser suficiente y podríamos terminar atrapados entre la espada y la pared.


Solución: debemos ser directos que este cliente desde el principio, no prometer más de lo que realmente podamos dar. No debemos tratar al cliente con sentimentalismo, no debemos buscar empatía con este cliente. Lo que debemos hacer es ofrecer de manera inteligente la mayor cantidad de dinero posible. Este cliente sabe negociar por lo que debemos usar estrategias de negociación para no superar el límite de dinero que podemos ofrecerle. El cliente quedará satisfecho no se obtiene el dinero que quería, si no, si cree haber obtenido el dinero que quería. Debemos aplicar todos nuestros conocimientos de psicología para manipular al cliente y salir victoriosos. 

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