hemos tenido la mente entre abierta tanto tiempo; la luz hoy nos fastidia, nos encorba y entropea el paisaje, las plantas azules que se habían colgado del tendedero.
he leído a Cortazar y hoy lo he escuchado tan rico; sentí como todos esos pensamientos vanos iban retrocediendo ante la magia de sus palabras: cada día, cada hora en la que mi ser creía encontrarse solo y absolutamente importante, capaz de universo en granito de arena, se iba. La locura de creerse importante ensombrecía ante la inagotable certeza de sus palabras.
he escuchado a cortazar y me ha dicho no sé que palabras tan simples, anecdotas irreales, coloquiales encuentros con sigo mismo, con una pintura, con un músico que nunca existió y que sin embargo he seguido buscando hoy también en la red.
la tinta indeleble no existía tampoco, pero fue. El tiempo es interesante porque sin ser ha sido y sin estar anduvo: transcurrió. lo trascendente, entonces, dónde?
Lo que trasciende no es pero fue. Si soy no trasciendo, tengo que dejar de ser, en forma aparente y fuera del espacio: dejar de establecer tan hipócritamente contacto con los autómatas y mirar hacia arriba, donde el cielo se une con el cielo y entonces nos damos cuenta que hay tanto más cielo que descubrir: somos chiquitos.
el ser nocturno también despierta, para su mal, sin sentir que respira. queda atónito, indisoluble su locura. el ser nocturno agita la cubierta y enrrumba los pasos.
1 comentario:
... tienes que escribir más sobre el "ser nocturno"...
Publicar un comentario