Una vez en el silencio de la indecencia cuanta lágrima sea la noche. Heme aquí Rusia fría y compacta, henos aqui luciernaga de días y no de llantos atrevidos. Y porqué se pregunta la sombra guarida. Porqué si ya hemos acabado, todo a quedado en ese óleo acuático en la imposibilidad de algunos guiños desprevenidos que vienen y se van.
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