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Megaupload o el deseo de algo más

En un futuro no muy lejano tendremos que limitarnos a lo que nos ofrezca el mercado. Es como visitar todas las librerías de un país y no encontrar más que libros de auto ayuda, libros light, libros para iniciarse, pero no las grandes obras que nos gustaría leer con tranquilidad en nuestro estudio. Por el momento, hay que seguir buscando y cuando finalmente encontramos ese lugar predilecto para nuestra vista, capaz de mostrarnos libros importantes y que tal vez solo hemos escuchado mencionar en alguna selección bibliográfica de un crítico literario nos damos cuenta que el libro cuesta más de lo que podríamos abonar en esos momentos. Pero sin mucho reparo, aunque si con resignación, y conscientes de que no es necesario poseer el objeto, nos dirigimos a una buena biblioteca donde sin mucho trámite podemos acceder a esos mismos libros: nos encerramos horas en la biblioteca, las salas de estudio que visitamos a diario nos permiten regocijarnos de lecturas imposibles en otro espacio.


Yo nunca he comprado un libro pirata por ese motivo en particular, gracias a Dios siempre me he topado con bibliotecas públicas o privadas de muy buen nivel a las cuales he tenido acceso pagando o no pagando alguna mensualidad. ¿Existe algo parecido para la música o las películas? ¿Existe algún lugar donde yo puede acceder a las películas de David Lynch sea para comprarlas o para alquilarlas y verlas en algún espacio determinado? ¿Existe algún lugar donde puede escuchar a Nina Simone, Thin Lizzy, Pink Floyd, Wayne Shorter, Sufjan Stevens, Air, a Jacques Loussier (su versión de Bach en jazz), Blonde Redhead, Miles Davis, Lester Young,  Mongo Santamaria, Genesis, Pulp, Paris Combo, The National, Jimmy Hendrix, The Velvet Underground, New Order, The Cure (Disintegration, Pornography, Faith, The Head on the Door) y un largo etcétera?


A todas esas respuestas, NO. 


Es evidente que la piratería es ilegal, pero si una ley no se ha actualizado a los tiempos, evidentemente, es necesario una reingeniería de la misma al menos que el objetivo sea limitarnos a lo que podemos escuchar en la radio o lo que podemos ver en el cine. Es decir, limitarnos a lo que la mayoría quiere ver y escuchar. En muchos otros ámbitos la democracia es más que necesaria y urgente, pero en lo cultural, lamentablemente, algunos adquirimos otro tipo de gustos que no son los de la mayoría. Estoy aquí para decir que no se nos puede limitar a lo que una mayoría imponga; no nos pueden limitar a ver Sherlok Holmes, Tin-tin y Scooby Doo en el cine. No nos pueden limitar a escuchar "lo último" de Juanes, Shakira y Ricardo Arjona; a lo que podamos comprar en tiendas que solo se dedican a seguir el ritmo desafortunado de la industria de la música. 


Ante la situación actual me he preguntado, ¿qué sería de mi si no hubiera tenido la posibilidad de obtener a través de internet la cantidad de música y películas que he escuchado y visto? ¿Qué hubiera sido de mi sin la posibilidad de ir a comprar películas piratas a "Polvos" o al "Hueco"? Recuerdo que una vez tuve la suerte de ver una película de David Lynch en un cine limeño, pero y si hubiera querido más de David Lynch, ¿dónde lo hubiera podido encontrar si no en internet? 


Me parece evidente que la industria se ha quedado atrás y ha creído que podía mantenernos al margen de toda una diversidad que gracias a internet hemos podido tener en nuestra casa. Me parece evidente que si la industria quiere seguir viviendo sin guerras y realmente quiere acabar con la piratería, consciente de que esta alimenta el deseo de búsqueda de algo más de muchas personas, deberá promover las bibliotecas de la música y las bibliotecas del cine. Lugares a los que podamos acceder para nutrirnos de conocimiento, lugares donde el objetivo no sea el lucro. 


Para esto es necesario cambiar de paradigma: la música y el cine no son medios de entretenimiento solamente, y el libro no es la única fuente de conocimiento académica. Lamentablemente, para la industria escuchar música no es más un pasatiempo y ver una película no es más que una forma de perder el tiempo. Las bibliotecas de la música y del cine son indispensables en este tiempo si es que no queremos enfrascarnos en una guerra sin fin. Existe miles de películas que nunca más serán accesibles en el cine, ¿dónde las podemos obtener si no en internet? Estoy de acuerdo en prohibir que las películas que recién van a ser estrenadas en un país sean pirateadas; pero, ¿y las películas que nunca se van a estrenar en nuestro país? El mercado es el que manda y el mercado de oferta y demanda puede ser injusto con algunas pocas personas que hubieran pagado lo suficiente para poder acceder a esa película en el cine. Yo he descargado más de una película que fue estrenada en Europa y que, lo sabía, jamás sería estrenada en mi país latinoamericano. No me arrepiento ni me siento delincuente; más delincuentes son los que me limitan a seguir viendo películas hollywoodenses, sin escarmentar en el daño mental que ello me podría producir.


Y sino, necesito tener el dinero suficiente para comprar las películas por internet y mandarlas a traer a mi país latino de residencia permanente pagando por ello más de 40 dólares sin incluir los impuestos y el manejo de aduanas. 


Larga vida a la "piratería"


Hemos perdido Megaupload, pero no el impulso y el deseo de conocer más de lo que nos muestra el cine o la radio. Porque podemos informarnos de que existe algo más, porque internet es esa ventana que nos insta a ese algo más es que buscamos desesperadamente obtener ese álbum o esa película. Aun hay mucho por hacer y es risible pensar que iremos a comprar películas o dejaremos de descargar contenido "ilegal" solo porque al FBI y a la doble moral de los Estados Unidos, se les ocurre. Tenemos Mediafire y, bien que mal, tenemos Hotfile, Rapidshare y tenemos *.torrent. 


Una canción o una película solo llega a nosotros cuando se vuelve lo suficientemente popular como para ser rentable. ¿Y las que no? Qué pasa con las que no son tan rentables, qué pasa con la música o las películas que nunca veremos porque a la mayoría no le interesa. La música no es solo un entretenimiento es una necesidad, es otra forma de acceder a un conocimiento, una forma de transcender, una puerta abierta que nos aleja del mundo. Una película no es un pasatiempo, es la posibilidad de vivir otra vida, de llenar nuestro espíritu de otras perspectivas. 


Hemos perdido Megaupload, pero no nuestro deseo de algo más. No nos limitaremos jamás a la visión mercantilista de la música y del cine. Cambien de paradigma o, sino, preparaos para el comienzo de una guerra sin fin.

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