Coincido con esta discontinuidad de la historia, coincido con la admiración y la sorpresa (una sonrisa no cavida) por las rupturas, por las fisuras; los terremotos que evidencian la discontinuidad del espacio; y el tiempo... ¿que más discontinuo que el tiempo pos-teoría-de-la-relatividad?
Cayo y me asombro; y me retacho; porque dos o tres podremos suspirar por esta verdad chiquita, pero ella al fin y al acabo, y ¡¿que más haremos?!
Victima de estos estados de animo: niñez, adolescencia, juventud, adultez, vejez, e t c
victima, también, de la comercialización de esos estados: de los productos que nos asechan en coro e incitan, y deploran, e invocan, y corrompen, e insultan todo lo que se es, lo que se ha sido
¡lo que se pretende ser!
Cayo y me sombro
y me retacho
Parece continuo, pero no lo es, somos muy chiquitos y nuestros años un pestañeo siempre involuntario: es discontinuo y aun sin verlo, y aun dandome cuenta, mis ojos piden ver, mis manos piden tocar, mi oidos, oir; mi nariz, oler; mi ser, transcurrir (sin que le manche con gotitas negras el traje blanco para la cena)
mi ser, transcurrir y que no le diga nada; parece continuo y entonces cuando asoma la ruptura, cuando asoma la pendiente, cuando atisba una montaña enorme entre Tu y Yo, pienso que se ha perdido todo; lo he creido todo continuo; lo he creido ideologicamente: fantasma ideológico que permite seguir... y he seguido
quiero repetirme, a veces gritando, a veces susurrando, que todo es discontinuo: que tal vez desde acá puedo asormarme a la historia y sonreir por su discontinuidad productiva, por que ella me permite un hoy deslizandose, un hoy
y me lo repito para no olvidar que ese hoy tiene el carácter discontinuo de aquello que permitirá mañana
un mañana para Ti
un mañana discontinuo (solo espero que lo entiendas)
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